Ayer miré a una película argentina antigua, del inicio de la decadencia argentina pos-Perón. Pues bien, lo que más me impresionó en ella fue cómo se puede mirar Buenos Aires desde allí con los mismo ojos con que la miré en julio cuanto estuve allá. Tanto el Kavanagh, la Plaza San Martín, la Torre de los Ingleses, las baldosas rotas en las veredas, estaban todos allá en la película, cómo si no hubiera pasado casi cincuenta años entre las dos miradas.
Así como en las otras películas que he mirado, no sólo en la Muestra, como en los pocos filmes que llegan desde Argentina hacia acá, se consigue hacer un contorno del significado de ser argentino, que quizás sea más homogéneo do que el ser brasileño. No que homogéneo acá signifique más sencillo, porque lo único que no se puede decir del argentino es que sean un pueblo sencillo, pero que su complejidad sea más radical y esto por si sólo nos permite mirar a los detalles.
Si en él parágrafo arriba lo puse de un modo amplío, ahora lo puedo hablar de estas contradicciones que hacen la complejidad de los argentinos que están presentes tanto en las películas de los sesenta (algo como una nouvelle vague argentina) como en el nuevo cine argentino. Así como se hacen una autocrítica brutal, dejando clarísimo la naturaleza de un país de oficinas y jubilados, una clase media con valores un poco conservadores y hasta al límite reaccionaria, pueden traer también temas muy delicados como el aborto, el divorcio, la eutanasia y las discusiones familiares que no podrían venir al telón se no hubieran sido puesto bajo a la luz de la autocrítica.
Por ser así, a mí, me parece mucho más realista una película argentina de los sesenta que habla del aborto bajo esta mirada sobre la sociedad que una brasileña que quizás no tenga la misma radicalidad en su complejidad. De ser así, nuestras películas traen consigo algo de artificial, que puede ser resultado del facto de hacer falta esta crítica que es cara a los argentinos o, lo que sería más lastimoso, quizás porque no hago parte del universo de los temas de las películas brasileñas.
No puedo negar que mismo en la crisis, como en las luchas, los piquetes y con la ya famosa decadencia de Argentina, todavía es un país que me encanta. Puede ser que el castellano de este texto sea tan trucho como mi análisis del cine argentino, pero al mirar las películas, lo quise escribir algo en castellano, un homenaje a uno de los lugares que más me siento bien.